domingo, 1 de abril de 2012

Capítulo 3. ¿Pueden ir mejor?

Aquella carta me dejo algo intrigada por lo que decidí dejarla por un momento encima de mi mesa.
- Alexa, queremos hablar contigo. – Dijo mi padre algo molesto retirando la silla de la mesa para lograr sentarse.
Mi padre era el típico bromista que a la vez podía ser serio en temas complicados, en cambio, mi madre era una persona muy tranquila a la que le costaba tomar decisiones duras.
- No quiero continuar con el mismo royo de siempre, ¿queréis dejarlo ya? – Dije bastante enfadada con un tono tranquilo.
- Debes pensar que no es normal lo que estás haciendo, no tienes ni vida social ya… - Saltó ella con su tono serio.
- Hablo… - Me levante de la mesa sin pensármelo dos veces, subiendo rápido las escaleras junto a un portazo.
No podía más siempre con la misma historia, siempre con el mismo cuento y las mismas cosas. Yo quiero mi vida así y no tiene más, quien la vivirá soy yo y no ellos. Supongo que ellos solo intentan ayudarme pero sé que de esa forma no lo hacen bien…
Me acerque a la carta y empecé a abrirla. Mis manos temblaban, no como cuando te tiemblan por nervios, sino por miedo.
Supongo que te preguntarás quien soy pero eso no importa. Quiero agradecerte lo que un día hiciste por mí, agradecerte que tu sonrisa se ilumine y que tus ojos brillen. No siempre te esperas algo así, pero yo tampoco esperaba conocer a alguien como te conocí…”
Me podía imaginar de quien era, pero no quería pensarlo por que sabía que me iba a hacer daño, no siempre es fácil cuando sabes que algo que no controlas está dentro de ti.
No quería darle mucha importancia todo había cambiado.
Me fui a dormir lo más pronto posible para no tener que pensar en todo aquello.
- RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING!
- Por favor Alexa, te has vuelto a dormir.
- Mama por favor, no lo pongas más difícil.
No me desperté con muy buen humor, todavía recordaba la discusión de anoche por lo que decidí desayunar fuera.
- ¡Hey, Alexa!
¿Izan? ¿Qué hacía él allí?
- Ah, eres tú. Hola… -Dije con una voz leve.
- Para no reconocer al patoso del café. Pasaba por aquí para ir a buscar a los del grupo, ¿y tú? – Dijo sonriendo esperando una gran respuesta.
- Nada, ir al instituto. – Le respondí colocando bien mi mochila en el hombro.
- Esto… ¿Quieres qué te acompañe?
- Como quieras, no creo perderme… JaJa… - Le dije avanzando despacio.
Izan al final me acompaño pero algo no acababa de entender. ¿Por qué me seguía? ¿La carta sería él o quien yo sé? ¿Por qué sacaron mis padres aquel tema? ¿Pretendían llegar a algo?

miércoles, 21 de marzo de 2012

Capítulo 2. ¿Por qué esa carta?

- ¡Si está aquí Alexa. Ven!  ¿Qué haces ahí parada?
Por unos segundos me quede en blanco. ¿Se puede saber por qué se disculpo si no paso nada? En fin, no pienso darle importancia.
Me dirigí a la caja mientras Marta y Steffy se dirigían a mí para besar mis mejillas.
- Hola chicas, lo siento por tardar ya habéis visto… Jaja – Les dije con una sonría leve-
-
¿Qué hacías con esos chicos? – Dijo Steffy un poco parada.
Steffy era la más pequeña del grupo. Tenía una especie de complejo por su atrasado desarrollo pero era bastante mona. Era una chica muy extrovertida y estaba pillada por un chico mayor que ella pero no se atrevía a decirle nada.
- Pues, mmm.. ¡Eso Izan, era Izan! ¿Ese chico último con el pelito corto y moreno? Pues se pensó que me había manchado de café por su amigo o no sé que…
- Yo sé quienes eran. – Dijo Karina girándose de la caja mientras me daba sus famosos dos besos. – Era el grupito llamado SkBig’s. Izan es el mejor amigo de Omar y Omar es el “jefe”  del grupo.
- Aaah… - Asimilaron Marta y Steffy.
Marta era la más normalita del grupo. Era alocada en sus momentos y bastante reservada en otros. No le gustaba aparentar caer muerta en las manos de nadie.
- ¿No le habréis echado ojo a ninguno, no chicas?
- Ja Ja Ja… No, es que no nos sonaban por esta zona – Dijo Marta a la vez que me miraba.
- ¿Y tú Alexa, no te habrá llegado Izan, no? – Dijo Karina mientras las tres  me miraban.
- ¿Qué? Eh, no, no, chicas no eh. – Dije algo nerviosa con una sonrisa en la cara-
Todas juntas recogimos nuestras bebidas y decidimos ir a tomárnoslas mientras paseábamos fuera. Por el camino Marta propuso ir a ver a los SkBoy’s. Según Karina, se pasaban las horas en la pista de Skate de la famosa Avenida, por ello decidimos ir a ver lo “buenos”  que se suponían que serían.
- ¡Tenemos visita! – Grito un chico desde arriba de la curva, con una gorra azul, camiseta de cuadros y vaqueros ajustados.
Todos nos miraron sin parar los pies por un simple momento. Las chicas y yo nos decidimos sentar justo enfrente donde se vería toda la pista. Nos pasamos la tarde cuchicheando sobre ellos, sus movidas, sus ex’s, sus novias, sus vidas…
- Alexa, es muy tarde. ¿Dónde has estado? – me dijo mi madre saliendo de la cocina.
- Mama, sabes que cada tarde salgo con las chicas no te preocupes, no ha pasado nada. – Le digo mientras le doy un pequeño golpe en la espalda y beso su cabeza.
- Bueno, pero avísame antes.
- Si mama, si… - dije mientras subía las escaleras hacía mi cuarto.
Al entrar encontré mi ventana abierta y encima del mueble de la ventana una carta. Me acerque a ver que era. Por unos instantes tuve miedo. ¿De quien sería esa carta? ¿Para que esa carta a mí? ¿Cómo han logrado dejarla?

domingo, 18 de marzo de 2012

Capítulo 1. El comienzo de lo inesperado

El tiempo ha avanzado tan rápido que ni siquiera he podido darme cuenta de todo lo que ha pasado. Tan solo puedo saber, que ya nada volverá a ser como era antes y que me marcharé muy pronto, donde nadie pueda lograr encontrarme.
Me llamo Alexa Fox Parker y tengo 17 años. Vivo en California en la ciudad de San Francisco y solo vivo con mis padres. Sé que ahora me toca describirme pero quizás no sepa como hacerlo. He cometido tantos errores que ni siquiera sé mis cualidades.
Quizás pueda decir que soy algo reservada en todos los sentidos y que tengo el pelo largo, moreno con unos ojos color miel.
Todo empezó aquel sábado 10 de junio, en el Café la Bastilla.
- Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin, Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin…
- ¡Alexa, por favor, coge el teléfono es Karina!
Karina es una chica normal aun que muy alocada. Siempre se preocupa por todo y sabe que hacer en cada ocasión. Es morena con los ojos marrón claro y de media estatura.
- ¡Ya bajo! – Dije mientras corría al cuarto de mis padres para coger el teléfono. - ¿Si?
- ¡Alexa! No te lo vas a creer. ¿Recuerdas aquel chico que tanto me miraba en el autobús? Pues me ha agregado a tuenti. ¡aaaaaah!
- Karina te lo dije, él se fijo en ti ¿ves? Si es que te pones muy histérica.
Un gran silencio se cruzo entre medio hasta que Karina lo corto.
- Por cierto, ¿quieres venir esta tarde al Bastilla?-Dijo algo extrañada por aquel silencio.
- Claro que sí. A las cinco  me tienes allí.
En seguida colgué y fui a arreglarme. Supongo que después de tantas clases necesitaba algo de espacio. Así que cuando me duche, agarré mi bolso, mis llaves y mi móvil y salí  corriendo por la puerta sin despedirme. Supongo que mis padres ya sabrían de qué iba la historia. Aquel café estaba a dos manzanas de mi casa, siempre nos reuníamos para comentar nuestras movidas  y los cotilleos que se avecinan.
Al entrar encontré a Karina, Marta y Steffy en la cola. Decidí ir a avisarlas pero de algo no me di cuenta. Un grupo de siete chicos salieron a la vez que yo entraba.
- ¡Oh dios, lo siento! – Me dijo uno de los últimos.
Le mire algo extrañada. –No te preocupes no ha pasado nada…
- Pensaba que te había manchado, Omar me empujo…
- En todo caso, debería pedirte yo a ti perdón. – Dije mientras me reía tapando mi boca.
- Puf.. ¿Qué voy a hacer yo ahora? – Dijo mirándose de arriba a bajo.
- De esto entienden las madres, lo siento de verás. – Le decía mientras le limpiaba por encima con unos pañuelos que tenía en mi bolso.
- ¡Izan tío vámonos! – Grito uno de aquellos chicos.
- Bueno, me tengo que ir. Gracias y encantado soy Izan. – Se despidió con una sonrisa de oreja a oreja.
- Yo soy Alexa, encantada Izan y en todo caso lo siento… - Le dije girándome para ir hacía las chicas.
¿Quién era aquel chico? Parecía que nos conociésemos de mucho antes por su trato conmigo. Era bastante guapo parecía de mi edad. No sé, en estos instantes no quiero pensarlo, no es nada.